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Cortesia de.: 
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Plaza  Berri

anterior.gif (554 bytes) - Azkoitia   principal

                                           

   Fuente de las  anabull3.gif (100 bytes)  " BARRICAS "  
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     La fuente de las Barricas, junto a las alpargatas y al juego de la pelota, identifica la personalidad de Azkoitia.

      Se encuentra en la plaza del Sagrado Corazón. Situado a orillas del río Urola, donde según  D. Trino de Uría el comienzo de la antigua Ronda.  Otrora, su emplazamiento fue la plazuela de Idacaiz, ó de las Carnicerías  (nombre que hacia referencia a los comercios que allí operaban),  y corresponde a lo que actualmente conocemos por Plaza-berri.

   El origen de la primera fuente en esta plazuela, parece estar entre fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, con la traída de aguas desde la fuente de Perdelari,  hasta la fuente construida en la nueva sacristía.  Esto interesó de tal modo a la población, que el Ayuntamiento concertó con el cabildo parroquial, la conexión de un tubo, que recogiese el agua sobrante en la sacristía, y colocar así una rudimentaria fuente en la citada plazuela.

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   A partir de ése momento, y hasta 1831, hubo lo menos, dos proyectos diferentes de fuente en Plaza-berri.    En ambos, se transvasaría agua del manantial de Otocor.

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         El trazado, en 1.783, menos detallado, pretendía la construcción de una fuente, consistente en un pilón, con cuatro caños de latón, y una base, constituida por una taza de diez pies de diámetro, y tres de alto.   La taza, de piedra caliza, bien labrada, con airosos  y arrogantes perfiles, serviría de abrevadero a las caballerías.
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       El diseño de 1.830, más específico, emplearía piedra caliza   "sana y trabajada decentemente".   La fuente estaría adornada con cuatro jarrones, y se dispondrían tres chorros principales.    Las aguas sobrantes de éstos caños, volverían a formar otros dos chorros en la parte zaguera del grupo.  Los cinco serian de latón, y de forma graciosa.   En los sumideros, se colocarían chapas de hierro ahuecadas.  El pavimento estaría basado en losas areniscas, dejando una faja de medio pie, en los contornos de los lados.

    Estos proyectos resultaron simples ideas, que nunca se ejecutaron, a diferencia del dispuesto en 1831, por el Arquitecto motricuarra, D. Mariano-José de Lascuraín.

    

   A continuación analicemos los pasos principales,  hasta la conclusión de la fuente de las barricas.

    Primeramente, según un documento de la familia Uría, se pensó, en una nueva fuente, debido a los continuos clamores del vecindario, a causa de que las que existían en las inmediaciones, se enturbiaban en invierno.   Con éste fin, el 25 de Enero de 1.830, el Ayuntamiento general, nombró una comisión que reconociese el agua de la fuente de Otocor, o de otra cualquiera, para la conducción a la plazuela de Idiacaiz.  Para ello, la comisión se sirvió del Arquitecto Sr. Lascuraín, quien después de varios ensayos, expresó los resultados el día 5 de Septiembre del mismo año.  El informe señalaba que se habían recogido las aguas de la fuente de Perdelari, al arca formada al efecto, con el producto de cuatro maraverís, en azumbre de vino, que se acordó imponer en la sesión del 4 de Marzo de 1.830.

 

    Para la financiación de la obra de la nueva fuente, el Ayuntamiento, presidido primero por D. Antonio Mª de Zabala, y posteriormente por D. Francisco de Palacios, estando falto de fondos económicos, accedió, además de otros recursos, a la venta del helechal de Tellerichu, propiedad del concejo, a D. Ignacio de Uría,  el 11 de Octubre del citado año.

 

     Una vez aprobado el plano presentado por D. Mariano José de Lascuraín, se acordó que la obra se ejecutara, a la mayor brevedad, por la urgente necesidad de la fuente.   La obra se sacó en almoneda pública, el domingo, 20 de Marzo de 1.831, y D. José de Arriola, natural de la vecina villa de Elgoibar, lo remató en 9.900 reales de vellón.

 

      El rematante, debía respetar las condiciones que previamente, dispusieron por la comisión, y así, entre otras, durante el periodo que durase la obra, se encargaría de la seguridad de las calles y tránsitos.  Construiría una cañería desde el arca que estaba en las inmediaciones de la huerta de D. Santiago de Lersundi.  Los  Srs. comisionados, pondrían al pie de la obra, la cañería de plomo, y el rematante, sólo intervendría en su soldadura  y colocación.   Realizaría los tarjetones y toneles, según condiciones determinadas de raspadura y pulimento. Y se ocurriera alguna avería, cuya reparación superara 150 reales de vellón, se alargaría la última entrega de dinero en otro año más, y así, sucesivamente.

 

   En el proyecto inicial de las Barricas, se dispuso que en la construcción de la Fuente se combinaran diferentes tonalidades y tipos de piedra; el enzocalado y el plinto del pedestal, con piedra cenicienta de la cantera de Picoaga; el pilón, con piedra pajiza de Erramucho o Archuichordi; el pedestal, con caliza blancuzca de Chabolazarra, y los toneles y el jarrón, de piedra procedentes de las ruinas de Sta. Mª de Balda.

  El agua sobrante, se aprovecharía mediante un abrevadero colocado en la parte posterior.                       

                                                          

      El  "maestro cantero",  D. José de Arriola, y sus ayudantes Manuel Iriondo y José de Azcue, debían entregar el conjunto de la fuente dispuesta en la plazuela de Idiacaiz, en el apéndice de las calles de la Compañía e Izarraitz, el día 20 de Julio de 1831, según escritura realizada ante el escribano Manuel-Román de Arámburu, el 9 de Mayo del citado año.

   Ultimamente, hacia 1925, cuando al frente se trasladó, para facilitar el tráfico rodado.  Hoy lo podemos contemplar con deleite, desde el pórtico dieciochesco de la Parroquia, al lado de las históricas fachadas de Idiaciz y Aguirre Idiacaiz, rodeado de cuidados jardines.

 

 

   Adentrándonos en su faceta sentimental, imaginemos el semblante de Azkoitia, a comienzos de siglo.  Aquella de la alameda, de frondosos árboles, y decorada por la original fuente.  La Azkoitia del alpargatero, sentado en las esquinas de Plaza-berri, haciendo, honor al apelativo que ostenta la villa.  La del bullicio de los inocentes mozuelos, jugueteando con las aguas de las Barricas, en las tardes sosegadas de verano. La de las anecdóticas discusiones con los azpeitiarras...  En fin aquella Azkoitia que se fue, y aunque palpite en los corazones de nuestros mayores, ya es parte del pasado , es historia.

 

 

 

* Sirva de colofón el agradecimiento a ésta singular fuente, por ésa ejemplar labor, que tras 150 años, realiza saciando la sed de nuevas generaciones de azcoitiarras, y de todos aquellos que gustan beber éstas aguas llegadas desde el Izarraitz, a través de ésta invitación que realiza la villa de Azkoitia a todos sus visitantes. juanbau.gif (6190 bytes)

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                   Juan Bautista Mendizabal Juaristi 1.983